jueves, 13 de noviembre de 2014

Antecedentes de la clonación

La idea de utilizar una técnica de transferencia de núcleos en embriología experimental se remonta al año 1938, cuando Spemann propuso esta técnica para estudiar el papel relativo que el núcleo y el itoplasma juegan en el control de los primeros momentos del desarrollo embrionario.
 Debieron pasar muchos años hasta que la hipótesis de Spemann se verificara, por primera vez, en anfibios. Los resultados positivos obtenidos en anfibios, tanto con núcleos de células embrionarias no diferenciadas (1952) como de células diferenciadas (1960), estimularon las investigaciones posteriores en mamíferos de laboratorio (ratón) y de granja (oveja, vaca y cabra).
La historia de la clonación por transferencia de núcleo en mamíferos ha pasado alternativamente por épocas de luces y de sombras. Así, a pesar del aparente éxito inicial obtenido a principios de la década de los ochenta, con la obtención de ratones clónicos por transferencia de núcleos de células embrionarias no diferenciadas, los resultados negativos mostrados en investigaciones posteriores llevaron a asegurar a McGrath y Solter que "la clonación en mamíferos por simple transferencia nuclear es biológicamente imposible". No obstante, apenas unos años más tarde, se obtenían individuos clónicos por transferencia de núcleos de células embrionarias no diferenciadas en ganado ovino (1986) y vacuno (1987, 1994).
En 1996 se produjeron varios avances fundamentales en las técnicas empleadas en los trabajos sobre clonación: en primer lugar, se utilizaron, para la transferencia nuclear, células embrionarias indiferenciadas mantenidas en cultivo durante varios repicados celulares y, en segundo lugar, las células en cultivo fueron inducidas a un estado quiescente capaz de facilitar la reprogramación genética del núcleo.
La aplicación de ambas técnicas en células diferenciadas llevó, al grupo que dirige el doctor Ian Wilmut en el Roslin Institutede Edimburgo, a la comunicación pública, en 1997, del nacimiento de la oveja Dolly: el primer mamífero clonado a partir de una célula diferenciada adulta. El mismo grupo obtuvo, este mismo año de 1997, ovejas clónicas transgénicas a partir de fibroblastos fetales
En 1998, las técnicas de clonación en mamíferos quedaron validadas y ratificadas con la obtención, también a partir de células adultas, de ratones y bovinos clónicos. Por último, en 1999, se anunció la obtención de cabras clónicas, capaces de expresar en su leche antitrombina III humana, a partir de células somáticas fetales transgénicas.
Con todo, fue el éxito obtenido en ratón —la especie biológica experimental modelo para el estudio del desarrollo en mamíferos— el que llevó al propio doctor Solter, como representante cualificado de la comunidad científica, a decir "Dolly ya no está sola". Todo ello ha llevado a aceptar que la clonación puede ser técnicamente posible en la especie humana.
¿Para qué serviría la clonación en animales?
1. Unir la ingeniería genética con la clonación, así una vez que se haya obtenido un animal transgénico interesante (por ejemplo, ovejas o vacas que en su leche secretan sustancias terapéuticas determinadas por un gen introducido previamente), ese individuo serviría de "molde" para generar varios ejemplares clónicos.
2. Otra aplicación (más en la línea de la ganadería tradicional) sería asegurar copias de un ejemplar que haya mostrado buenos rendimientos (en carne, en leche, etc.). La clonación evitaría que su buena combinación de genes (su genotipo) se "diluyera" al cruzarlo sexualmente con otro. Sin embargo, mientras el costo de la técnica sea elevado, no estará al alcance de las explotaciones ganaderas convencionales. Pero además habría que tener mucha precaución con la amenaza de pérdida de diversidad genética de la cabaña ganadera, ya que si se impusiera este método, se tendería a la uniformidad (una tendencia ya presente en la agricultura y ganadería actuales).
3. Se ha hablado igualmente de que la clonación podría representar la salvación "in extremis" de ciertas especies silvestres amenazadas de extinción y difíciles de criar en cautividad. Pero si se llega a este caso, sería el triste reconocimiento de nuestro fracaso de conservarlas por medios más simples y naturales.Además, lo más probable es que, debido a que la clonación no aporta diversidad genética, la especie estuviera abocada de todas formas a la "muerte genética", condenada quizás a vivir en zoológicos o en condiciones altamente artificiales, casi como piezas de un museo viviente. En todo caso, la FAO calcula que alrededor del treinta por ciento de las variedades pecuarias —unas 1.500— corren peligro o están en la lista crítica. La mayor parte de estas variedades están en países en desarrollo y menos de 100 de éstas están actualmente en programas de conservación.



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